Psicopatología forense asociada a la victimización
La victimización, tanto en la infancia como en la adultez, puede dejar secuelas profundas en la salud mental y el comportamiento de la víctima. Los posibles trastornos derivados de estas experiencias afectan tanto al bienestar individual como a la conducta criminal y la interacción con el sistema legal. Si quieres conocer las psicopatologías más comúnmente asociadas a la victimización en las distintas etapas de la vida, sigue leyendo.
4/9/20254 min read
Psicopatología forense asociada a victimización en la infancia y en la adultez
En referencia a los trastornos mentales que puedan surgir como resultado de la victimización, es importante tener en cuenta que estos pueden tener un impacto, a largo plazo, en la conducta criminal y la participación en el sistema legal —por verse afectadas las capacidades cognitivas y/o volitivas— lo que resalta la importancia tanto de la prevención de la victimización en la infancia y la intervención temprana como la rehabilitación de víctimas de delitos en la adultez para reducir el riesgo de desarrollo de psicopatología forense en la adultez. A continuación se describen las psicopatologías más asociadas a estas dos etapas vitales.
La victimización en la infancia
Como refleja el artículo de Pérez-Fuentes et al. (2013), la victimización en la infancia, como el abuso físico, el abuso sexual, la negligencia o la exposición a la violencia doméstica, puede tener efectos devastadores en el desarrollo psicológico y emocional de un niño. Puede dar lugar, durante la infancia o en la adolescencia, a una variedad de trastornos psicopatológicos, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión, la ansiedad, los trastornos de la conducta, los trastornos de la alimentación y los problemas de apego.
Además, sobre el ciclo de victimización, se conoce que la victimización en la infancia también puede aumentar el riesgo de victimización en la adultez, puesto que estas personas tienen más probabilidades de desarrollar problemas de conducta que aumenten su vulnerabilidad.
La victimización en la adultez
La victimización, tanto en la infancia como en la adultez, puede precipitar a largo plazo un trauma complejo que se exprese en las víctimas adultas a través de algunas psicopatologías como el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), la depresión mayor, los trastornos de ansiedad, los trastornos de la personalidad y los trastornos por consumo de sustancias Dvir y Ford. (2014).
Prevalencia de delitos más comunes interpersonales o abusivos infancia / adultez
La prevalencia de los delitos más comunes, especialmente los delitos interpersonales o abusivos, puede variar según la etapa de la vida, la ubicación geográfica y otros factores contextuales. Aquí nos vamos a centrar en dos etapas vitales como variable.
Prevalencia de delitos en la infancia
Según Finkelhor et al. (2005), los delitos más comunes durante la infancia incluyen:
Abuso infantil: que puede incluir abuso físico, sexual, negligencia emocional o física y exposición a violencia doméstica.
Bullying: el acoso escolar es un delito que muchos niños y adolescentes experimentan de forma física, verbal, social o cibernética.
Maltrato entre pares: que pueden sufrir por sus iguales en distintos entornos de forma física, verbal o emocional.
Prevalencia de delitos en la adultez
Como recoge el informe de Black et al. (2011), los delitos que más denuncian personas adultas incluyen:
Violencia doméstica: que incluye violencia física, sexual o emocional.
Agresión sexual: pudiendo darse un asalto sexual, violación o acoso sexual.
Violencia de pareja: esta incluye la violencia física, sexual o emocional entre parejas casadas o no casadas.
Pese a las cifras que se recogen anualmente, la prevalencia de estos delitos puede estar subestimada por la falta de denuncias por diversos factores entre los cuales se incluye la estigmatización asociada. También es importante tener en cuenta que una misma persona puede experimentar múltiples formas de victimización a lo largo de su vida, lo que puede tener efectos acumulativos que deriven en problemas físicos y/o psicológicos.
Por otra parte, al hablar de cifras, debemos tener en cuenta que es más fácil contabilizar a aquellas víctimas que, después de vivir una experiencia traumática, han seguido a lo largo de su vida necesitando ayuda psicológica para lidiar con las consecuencias. Es decir, no todas las personas que viven una experiencia traumática desarrollan problemas psicológicos, aunque el trauma puede aumentar el riesgo.
Conclusión
La victimización puede provocar secuelas en la salud mental y el comportamiento de la víctima. Es por esto que la psicología da mucha importancia a la prevención, la intervención temprana y la rehabilitación para reducir el impacto a largo plazo. ¿Conoces programas o entidades, públicas y privadas dedicadas a este tipo de intervención?
Bibliografía
Black, M.C., Basile, K.C., Breiding, M J., Smith, S.G., Walters, M.L., Merrick, M.T., Chen, J., y Stevens, M.R. (2011). The National Intimate Partner and Sexual Violence Survey (NISVS): 2010 Summary Report. National Center for Injury Prevention and Control, Centers for Disease Control and Prevention.
Dvir, Y., y Ford, J.D. (2014). Childhood maltreatment, emotional dysregulation, and psychiatric comorbidities. Harvard Review of Psychiatry, 22(3), 149-161.
Finkelhor, D., Ormrod, R.K., Turner, H.A., y Hamby, S. L. (2005). The victimization of children and youth: A comprehensive, national survey. Child Maltreatment, 10(1), 5-25.
Pérez-Fuentes, M.C., Gázquez Linares, J.J., Molero Jurado, M.M., y Carrión Martínez, J.J. (2013). Victimización en la infancia y consecuencias en la vida adulta. Anales de Psicología, 29(2), 617-625.


Sheila Odena Galcerán
Neuropsicóloga Forense (Nº de Colegiada 30681) y Mediadora.
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