Programas de prevención del delito: Enfoques y eficacia
Los programas basados en la prevención del delito buscan intervenir en factores de riesgo individuales, familiares y comunitarios que predisponen a la criminalidad. Si quieres conocer los modelos de prevención que existen actualmente y los desafíos en su implementación ¡sigue leyendo!
Sheila Odena Galcerán
9/17/20254 min read
Los tres niveles de prevención
La prevención del delito se suele clasificar en tres niveles: primaria, secundaria y terciaria (Farrington & Welsh, 2017).
Prevención primaria
Dirigida a la población general, con el objetivo de recudir los factores de riesgo antes de que aparezcan conductas delictivas. Incluye programas educativos, campañas de concienciación e incluso implementaciones de mejora del entorno social.
En España algunos ejemplos de este tipo de prevención son:
Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar: Desarrollado por el Ministerio del Interior, en colaboración con la Guardia Civil y la Policía Nacional. Busca fomentar valores de respeto y prevenir conductas delictivas desde la infancia en los centros educativos.
Proyecto “Ciudades Educadoras”: Planes municipales que promueven la inclusión social, la participación ciudadana y el acceso igualitario a recursos. Esto puede tener un impacto indirecto en la disminución de delitos y se lleva a cabo hace un tiempo en algunas ciudades como Barcelona.
Prevención secundaria
Enfocada en personas o grupos con alto riesgo de delincuencia, a través de intervenciones tempranas como tutorías, programas escolares especializados o terapia familiar.
Algunos programas desarrollados en España con este objetivo son:
Programa de Intervención Socioeducativa con Menores en Riesgo (PISME): desarrollado por servicios sociales de diversas comunidades autónomas como Andalucía y Madrid. Ofrece apoyo psicológico, educativo y familiar a adolescentes con conductas disruptivas o en riesgo de exclusión social.
Programa Convive de la Fundación Adsis: Promueve habilidades sociales y educativas y está orientado a jóvenes en situación de vulnerabilidad, con riesgo de conductas delictivas o abandono escolar.
Prevención terciaria
Orientada a personas que ya han cometido delitos. Busca evitar la reincidencia a través de la rehabilitación y reinserción social (Petrosino et al., 2019).
Programas de este tipo que se llevan a cabo en España son:
Programa de Intervención con Agresores de Violencia de Género (PRIA-MA): implementado por Instituciones Penitenciarias. Es obligatorio para todas aquellas personas condenadas por violencia de género y aplica terapia cognitivo-conductual para prevenir la reincidencia.
Programa Reincorpora de Fundación “la Caixa”: facilita itinerarios personalizados de reinserción socio-laboral en los que se combina formación, orientación y acompañamiento social. Está dirigido a personas privadas de libertad o en tercer grado.
Eficacia según la evidencia
Un meta-análisis de Wilson et al. (2022) revisó más de 200 estudios sobre programas de prevención a nivel mundial y encontró que aquellos que combinan apoyo psicosocial con intervenciones educativas tienen mayor impacto en la reducción de conductas delictivas.
Por otra parte, la integración de prácticas basadas en la evidencia científica, como la terapia cognitivo-conductual, se muestra efectiva para modificar patrones de conducta antisocial (Lipsey et al., 2020).
En España, programas como el PRIA-MA o Reincorpora, que incluyen componentes terapéuticos y de acompañamiento personalizado, han mostrado una reducción significativa de la reincidencia, sobre todo cuando se acompaña de apoyo comunitario y oportunidades reales de reinserción socio-laboral.
Los programas comunitarios, que buscan fortalecer redes sociales y promover la cohesión comunitaria, también ofrecen resultados positivos, especialmente en contextos urbanos con alta incidencia delictiva (Sampson et al., 2021). Destaca como ejemplo el Plan Local de Prevención y Seguridad Urbana de Bilbao, que coordina acciones entre servicios sociales, policía y comunidad para abordar el delito desde un enfoque preventivo y restaurativo.
Desafíos en la Implementación
A pesar de sus beneficios, la prevención del delito enfrenta obstáculos significativos, como la falta de recursos, resistencia social y la necesidad de adaptar los programas a contextos culturales específicos (Miller & Hendricks, 2023). En España, los desafíos incluyen la desigualdad territorial en la implementación de programas, la escasa evaluación sistemática de muchos proyectos y la necesidad de fortalecer la coordinación interinstitucional.
Asimismo, la evaluación continua y el ajuste de estrategias son vitales para mantener su eficacia a largo plazo. Por ello, se requieren marcos de evaluación más robustos, integrando indicadores psicológicos, sociales y criminológicos.
El papel de la Psicología Forense
La psicología forense aporta la identificación de factores de riesgo individuales a través de los cuales se plantean estos programas. También contribuye en la evaluación de la efectividad de programas y el desarrollo de intervenciones personalizadas.
Es fundamental que la atención a través de programas como el PRIA-MA sea abordada por psicólogos forenses cualificados para diseñar y aplicar intervenciones terapéuticas individualizadas.
Otro punto clave en estas intervenciones es la colaboración interdisciplinaria entre psicólogos, trabajadores sociales, educadores, fuerzas de seguridad y personal judicial. Esto facilita el abordaje del fenómeno delictivo dada su complejidad y permite diseñar estrategias preventivas integrales (Rodríguez & Torres, 2024).
Conclusión
Los programas de prevención del delito ayudan a disminuir la criminalidad y sus impactos sociales, aunque su eficacia depende de diversas variables. La psicología forense es clave para adecuar su planificación, implementación basada en la evidencia y constante evaluación, promoviendo una justicia más preventiva y menos reactiva.
Referencias
Farrington, D. P., y Welsh, B. C. (2017). Preventing crime: What works for children, offenders, victims, and places (2nd ed.). Springer.
Lipsey, M. W., Wilson, D. B., y Cothern, L. (2020). Effective interventions for reducing juvenile delinquency and adult crime: A meta-analytic review. Journal of Experimental Criminology, 16(1), 1–29. https://doi.org/10.1007/s11292-019-09378-9
Miller, J., y Hendricks, L. (2023). Cultural adaptations in crime prevention programs: Challenges and strategies. Journal of Community Psychology, 51(4), 1120–1135. https://doi.org/10.1002/jcop.22805
Petrosino, A., Turpin-Petrosino, C., y Guckenburg, S. (2019). Formal and informal social control of juvenile delinquency: A meta-analysis of prevention programs. Criminal Justice and Behavior, 46(5), 612–634. https://doi.org/10.1177/0093854819834950
Rodríguez, M., y Torres, F. (2024). Psicología forense y prevención del delito: Una aproximación interdisciplinaria. Revista de Psicología Jurídica, 18(1), 45–60.
Sampson, R. J., McAdam, D., MacIndoe, H., y Weffer-Elizondo, S. (2021). Community cohesion and violent crime: A multilevel study of collective efficacy. American Sociological Review, 86(5), 837–859. https://doi.org/10.1177/00031224211001005
Wilson, D. B., Decker, S. H., y Petrosino, A. (2022). Evidence-based crime prevention: A meta-analysis. Criminology & Public Policy, 21(3), 419–455. https://doi.org/10.1111/1745-9133.12501


Sheila Odena Galcerán
Neuropsicóloga Forense (Nº de Colegiada 30681) y Mediadora.
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