Diferencia entre psicopatía, sociopatía y trastorno antisocial de la personalidad

La psicopatía, la sociopatía y el trastorno antisocial de la personalidad (TAP) son conceptos que se suelen confundir y, aunque están relacionados, tienen diferencias diagnósticas, clínicas y forenses. Si quieres conocer sus características distintivas desde un enfoque psicopatológico, neurobiológico y jurídico, sigue leyendo.

Sheila Odena Galceran

5/21/20255 min read

a blurry photo of a woman in a black top
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La psicopatía y el Trastorno Antisocial de la Personalidad son trastornos diferentes

Pese a estar relacionados por las conductas antisociales que presentan, la psicopatía y el trastorno antisocial se diferencian a nivel estructural y afectivo, además de presentar distintas implicaciones legales (Skeem y Cooke, 2010). Es importante distinguirlos en contextos clínicos y forenses con el objetivo de evaluar tanto la responsabilidad penal como la peligrosidad.

Psicopatía: Características clínicas y neurobiológicas

La psicopatía no se encuentra como trastorno registrado en el DSM-5, pero se puede evaluar con escalas como la Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R) de Hare (2003). Esta herramienta evalúa dos factores principales: el afectivo-interpersonal y el antisocial (Hare, 2003).

Las características más representativas de la psicopatía son la superficialidad emocional, la manipulación, la falta de empatía y el encanto superficial.

Diversos estudios neurocientíficos han detectado disfunciones en la corteza prefrontal ventromedial y en la amígdala de las personas que sufren este trastorno, lo que sugiere una base neurobiológica que afecta a la toma de decisiones morales y el procesamiento emocional (Blair, 2013; Kiehl y Hoffman, 2011).

Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP)

Por su parte, el trastorno antisocial de la personalidad sí se encuentra clasificado en el DSM-5 (APA, 2013), donde se recoge como un patrón generalizado de desprecio por los derechos ajenos que comienza antes de los 15 años y se diagnostica a partir de los 18.

Los criterios diagnósticos incluyen irresponsabilidad, irritabilidad, impulsividad, ausencia de remordimiento y agresividad. Pese a que estos nos recuerdan a una actitud psicopática, el TAP está más relacionado con conductas observables que con rasgos afectivos. Por lo tanto, como afirmaron Skeem y Cooke (2010), no todos los individuos con TAP son psicópatas, y viceversa.

Este trastorno se puede desarrollar a causa de una lesión cerebral pero también por factores sociológicos negativos, lo que elimina la base neurológica (Velasco, 2018). Es tres o cuatro veces más común que la psicopatía tanto en la población general como en entornos penitenciarios, pero como afirma Velasco (2018), no todas las personas con TPA son violentas, pese a que de todos los trastornos de personalidad este sea el más vinculado a conductas criminales.

¿Y qué es la Sociopatía?

Cuando una persona con TAP muestra conductas criminales se le etiqueta de sociópata. Pese a que esta palabra no existe como criterio clínico oficial, se utiliza para describir a un subtipo de individuos con conductas antisociales.

Este grupo está mayormente formado por perfiles psicópatas y también se encuentran personas con TAP, pero en general son personas que, por el contexto en el que han crecido —normalmente violento— han desarrollado una mala comprensión de las normas sociales y los conceptos del “bien” y el “mal”. Por lo tanto, más allá de tener una condición neurológica o un trastorno de personalidad, son personas que han normalizando comportamientos que la mayoría de personas entienden como claramente criminales. Estas personas pueden no entender la negatividad de sus comportamientos.

Según Vicente Garrido (2021), la Sociopatía es el resultado de un contexto social o familiar que fomenta un comportamiento psicopático.

Implicaciones en el ámbito penal

Se han dado muchos debates desde la psicología y neuropsicología forense acerca de la responsabilidad penal de los sujetos con TAP o psicopatía (Silva, 2021) y algunos autores afirman que estas condiciones pueden atenuar la imputabilidad (Ruiz, 2019).

Pese a esto y sabiendo que nunca se puede generalizar —por lo que habrá que realizar una evaluación en cada caso específico— lo que indica la evidencia a día de hoy sobre su imputabilidad es lo siguiente (Castro, 2021):

  • La psicopatía no afecta a la capacidad cognitiva, puesto que el sujeto entiende perfectamente lo que está haciendo y su implicación a nivel social, pese a no ser capaz de sentir culpa ni remordimiento a raíz de su falta de empatía. La capacidad volitiva tampoco suele estar afectada, excepto que existan comorbilidades con trastornos de control de impulsos o abuso de sustancias.

  • El TAP tampoco afecta a la capacidad cognitiva pero sí puede implicar limitaciones en el control de impulsos, baja tolerancia a la frustración y dificultad para planificar a largo plazo, lo que puede provocar una afectación volitiva leve o moderada.

Por lo tanto, como afirma Castro (2021), la psicopatía y el TAP no suelen afectar a la imputabilidad, salvo en casos extremos.

Además, en contextos forenses se considera importante evaluar a estos sujetos porque la psicopatía suele asociarse con una mayor peligrosidad, lo que influye en decisiones como la prisión preventiva o medidas de seguridad (Rodríguez y Morales, 2017).

Conclusión

Se podría decir que la psicopatía es una condición biológica mientras el TAP se desarrolla en la infancia. Por su parte, la sociopatía es el adjetivo que se utiliza para todas aquellas personas predispuestas a cometer actos criminales. Es importante evaluar las bases neuropsicológicas, afectivas y conductuales para evitar diagnósticos erróneos entre ambos trastornos o intervenciones inadecuadas. También es importante romper con los mitos de que todas las personas con psicopatía o TAP cometen actos violentos, pese a su alta prevalencia en contextos forenses.

Referencias

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5ª ed.). APA.

Blair, R. J. R. (2013). The neurobiology of psychopathic traits in youths. Nature Reviews Neuroscience, 14(11), 786–799. https://doi.org/10.1038/nrn3577

Castro, J. (2021). Trastorno de la personalidad antisocial desde el neuroderecho: responsabilidad penal, libre albedrío y retos de política criminal. Revista Internacional de Derecho Penal Contemporáneo, 19.

Hare, R. D. (2003). Manual for the Revised Psychopathy Checklist (2ª ed.). Multi-Health Systems.

Kiehl, K. A., & Hoffman, M. B. (2011). The criminal psychopath: history, neuroscience, treatment, and economics. Jurimetrics, 51(4), 355-397.

Rodríguez Martín, J. A., & Morales González, M. (2017). Psicopatía y peligrosidad criminal: una aproximación desde el derecho penal. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 19-13. http://criminet.ugr.es/recpc/19/recpc19-13.pdf

Ruiz Rodríguez, A. (2021). Trastorno de la personalidad antisocial desde el neuroderecho: responsabilidad penal, libre albedrío y retos de política criminal. Revista de Derecho Penal y Criminología, (17), 123–146. https://www.researchgate.net/publication/349073220

Silva Sánchez, J. M. (2019). Personalidad antisocial y culpabilidad penal: una aproximación desde la neurociencia y la dogmática penal. Revista General de Derecho Penal, (31). https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7972909.pdf

Skeem, J. L., & Cooke, D. J. (2010). Is criminal behavior a central component of psychopathy? Conceptual directions for resolving the debate. Psychological Assessment, 22(2), 433–445. https://doi.org/10.1037/a0008512

The Wild Project. (2021). Vicente Garrido | Cómo enfrentarte cara a cara a un psicópata (y sobrevivir). [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=JX6r68ioC7M&t=1s&ab_channel=TheWildProject

Velasco de la Fuente, P. (2018) Capítulo 16. Sociopatía vs. psicopatía. Criminal-mente. La criminología como ciencia. Editorial Ariel. (p.113)


Sheila Odena Galcerán

Neuropsicóloga Forense (Nº de Colegiada 30681) y Mediadora.